jueves, 29 de abril de 2010

Navegación número dos


Despertamos con sol y silencio. El mar como un plato. El parte dice que va a llover y levantarse viento fuerza cuatro a cinco, del sur. Nos regalamos con te a la menta ya que la cafetera se quedo en casa, acompañado de barras de musli que saben a gloria. Ni señales de los lobos de mar. Parece que alargaron la noche en la barra de Perry’s.
Aparecen los primeros buceadores, a la búsqueda de centollas. Decidimos partir rumbo a Archipel. Tres islotes en medio del mar de Greveling donde estas resguardado de cualquier viento. En el camino elaboramos la comida. Garbanzos a la pescadora. Por ponerle un nombre. 
De arribada comimos. Acompañándonos con la primera cerveza del año. Embarcada. Sabia a gloria. Gloria era también que había pocos barcos. Silencio. Hijo tres intenta pescar nécoras con salchichón francés. Un fracaso. ¿Sera que no les va el aroma gabacho?
Al mediodía se levanto el viento y el cielo se empedró. Gallego militante – ceo empedrado chan mollado- partimos hacia Brouwershaven. No vaya a ser que se nos moje el piranjallo. Lentamente hicimos millas en un mar vacio. Todos se habían marchado ya para casa. Navegando escuchamos por la radio el nuevo parte meteorológico. La lluvia y el viento fuerte se atrasa hasta la noche. ¡Fíate de los meteorólogos!. Cuando arribamos lucía el sol.

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