Algunos siguen siendo barcos. Casi no quedan. La mayoría, siempre los grandes, están diseñados para vaciar su cartera. No intente evitarlo. Saldrá escaldado. Puede, si, reducir el atraco. Hay que prepararse de antemano. Una vez en la caja flotante, en el momento que el ferry abandona el puerto, las puertas de las bodegas se cierran a cal y a canto. Usted podrá volver a su vehículo de arribada. Esa es la encerrona. Explicada, es cierto, por la necesaria estanqueidad de una caja de zapatos flotando en el mar.
Hace años los ferrys tenían cómodas poltronas en las que podías dormir. Hoy han desaparecido de la mayoría de los destinos. La alternativa es pagar mucho por un camarote con un tragaluz por el que se adivina el mar. O un poco menos por lo mismo, donde solo se adivina y seguro que se oyen los ronquidos de su vecino.
Emborracharse puede usted hacerlo a gusto. A precio de merluza. Comer plástico y prefabricados, en cinco o seis restaurantes de cocina similar y nombre distinto, es obligado. Por un mal rioja le pedirán lo mismo que por un Vega Sicilia. Donde no hay todo cuesta. Mas cuando el estomago a la hora del desayuno le anuncia que esta vacío.
¿Cómo evitar la ruina? Fíjese en la tercera foto de este post. Una familia holandesa desayuna plácidamente a las 8 de la mañana millas antes de arribar a Ijmuiden. Desayuno completo incluido la mantequilla de la que jamás se privan los nórdicos. En el camarote comen meriendan y desayunan mas. En el mismo lugar donde beben todos y follan algunos. Lo que hay.
Viajar en ferry significa planificarlo de antemano. Saber aproximadamente el tiempo que va a durar el viaje y preparar una bolsa o mochila con lo necesario. Literatura, maquina de fotos, cepillo de dientes, manduca , líquidos , gorro de lana y abrigo. Deberá tenerlo a mano,, encima del resto del equipaje. Encima, digo. En la bodega de un ferry no podrá abrir totalmente las puertas de su vehículo ya que estos están aparcados como sardinas en lata. No lo olvide.
Una vez aparcado el coche en la bodega será usted obligado a abandonar el lugar por estampida. No pique. No les haga ni caso. Saque el petate. Asegúrese que el vehículo este bien frenado. El GPS desconectado. Cierre el coche. Busque la puerta de salida. Haga una foto de su numero con el móvil. Busque una tarjeta que siempre se encuentran en los laterales de las puertas , con el numero/ identificación, para darle a sus acompañantes. Le evitara el drama de convertirse en uno de los desesperados que se arrastran por las bodegas de los ferrys cada día, sin explicarse porque su vehículo no esta donde por mucho que mantenga no lo ha aparcado.
A los machos testosteronicos: no cometa errores. Hoy, en cualquier ferry europeo hay guardias de seguridad, calabozo y tolerancia cero. Saltar bajo el alcohol se aplaude. Joder al prójimo bajo sus efectos se paga. No bromee. Las reglas del mar son implacables. Esta usted avisado.
A todos: preparen el ocio. En las fotos puede contemplar a una princesa haciendo yoga, los cansados tomando el sol, algunos leen, otros miran… pero las horas en el mar teniendo tripulación que trabaje, son profundamente aburridas cuando la costa desaparece de tus pupilas. Lea y relea. Un buen libro.
Señoras, hembras y ninfas, no le dejen la intendencia al héroe cansado de su tribu. No se ha enterado que el chocolate a 25 grados pringa, llevar crema de sol es mas obligado en el mar que en la playa, cuando el mismo sol desaparece el cambio al minuto es frio polar, etc. Usted ya sabe: es como ir a
comer empanada de sardinas a la romería do Naseiro. Que lo disfruten.
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