La ninfa con la que duermo me acusa de reaccionario. Todo por el simple hecho de plantear la pregunta. ¿A que coño viene cambiar el nombre lo que siempre fue, es, y esperemos que mañana siga siendo, uno de los parajes europeos donde todavía se sigue pescando el camarón a pie.
Dice, la misma ninfa, que me falta memoria histórica.
Yo alego que ella fue a colegio capitalista donde le mintieron con los fastos del imperialismo capitalista yanqui.
Ella contraataca que me comieron el tarro las monjas en la época del fascista general Franco.
Y replico que Franco, fascista no fue, solo un dictador asesino y que no se desvie del quid de la discusión.
Argumentamos que estas aldeas se pusieron en el mapa del mundo a cuenta de la sangre de cientos de yanquis, europeos, incluyendo los alemanes que nadie menta.
Nos ponemos de acuerdo en que la economía loca se inyecta cada verano una buena dosis de dinero fresco de todos los que venimos a dar una vuelta por estos pagos. Nos cabreamos ,los dos, en que se fomente la supuesta heroicidad y no el antimilitarismo.
Estamos de acuerdo en que el sabor de los camarones es excelente, el vino corre, sera una noche larga
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