Nos llevaron a una torre de las que compiten con los minaretes a las orillas del Bósforo. Nos pusieron un buen vino turco de marca irrepetible, unos entrantes mediterráneos, una lubina de bandera. Mientras nos extasiamos en la contemplación de la noche turca. ¿Cuentos estarían follando a estas horas después de que su creencia les autorizo rellenar el bandullo?
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