sábado, 2 de octubre de 2010

A la búsqueda del barco perfecto


No debería haberme olvidado la interpretación que Mariano Aller daba en las tardes de té y farra compostelanas a mi interpretación proustiana de que “a percura do tempo perdido e perder inda mais o tempo”. Frente a los literalistas que asentían proponiendo actividades diversas, Mariano se sentaba a la pachanga mientras bebía lo que había. No hay nada más sublime que no hacer nada dejándose llevar, surfear si usted quiere, por las horas.
Cansado de estropear la espalda y agobiado por el espacio limitado del bote en el que navego, nos lanzamos la ninfa y yo a la búsqueda del espacio: más grande, más caro, más todo. Encontramos un Friendship 28 pies, 9 metros de largo, diesel Bukh, de esos que siempre encienden a la primera, cinco camarotes, wáter, cocina amplia, nevera para las estrellas…que les voy a contar. Al alcance del bolsillo, ya que la crisis en las regiones europeas donde duermo no existe más que en la mente de los políticos oportunistas.
Negamos los problemas: mayor calado, amarres más caros, mantenimiento idem dito, dificultad en encontrar un atraque,…¡lo queremos!.
Nos dimos la vuelta guardando los euros para otros mesteres. Evitamos la estupidez de deshacernos de la joya de la corona que poseemos cuando en un segundo de lucidez pensamos que la maravilla de las cosas pequeñas es que se pueden utilizar en todas partes. Ya oigo a Mariano diciendo: Debias de sabe-lo: é coma o da sardiña (Canto mais boa mais pequeniña)

No hay comentarios: