domingo, 17 de octubre de 2010
Preparando el invierno
Aprovechando la tarde soleada de domingo, marchamos hasta Port Greve donde estaba atracado el barco. Los recientes robos por cuenta de las bandas de europeos del este, nos han obligado a abandonar el puerto de Brouwers. Se acabo el muelle abierto en el medio del pueblo; donde marinos, mareantes, turistas y comerciantes son actores del espectáculo. La sociedad abierta se cierra ante la amenaza del bárbaro, que en estos pagos no solo es musulmán si no también europeo muerto de hambre. De consumo, no de estomago. Que esa, hace tiempo que la dejaron atrás.
Port Greve es el muelle cerrado. Verja de altura. Pases electrónicos en las puertas. Control de visitantes. Isla de seguridad y relajo en medio de la jungla. Visto desde fuera. Dentro ni te enteras, y disfrutas de la tranquilidad de un buen puerto. Al otro lado, el mar.
Mar de Grevelingen que hoy, en contra de lo que dice el meteo que aquí no se suele equivocar, levantaba olas de poniente con viento fuerza cuatro. Navegamos hasta Brouwers para sacar el barco del agua. Ponerlo en el remolque para llevarlo para casa antes de amortajarlo en su hangar de invernaje. Antes que lleguen las primeras nieves que ya se anuncian.
Tendremos que limpiarlo. Sacarle las algas que acumulo los últimos meses a golpe de chiringazo. Repasar los desperfectos de la madera. Barnizar los mástiles, los remos. Recomponer la cocina, recargar las baterías, limpiar y secar las amarras…Trabajo para las tardes durante una semana.
Llegara el invierno y esperaremos a la primavera para cumplir el ritual a la inversa. Como muchos más, como antes. Solo nos falta un detalle: el Land Rover. ¡Miseria!
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