domingo, 24 de octubre de 2010

Vive La France, bien sur!


Ahora que los pesimistas de ayer se han hinchado de optimismo, nos atizan a los francófilos con placer. Parara muestra un botón: Don José Luis, comentarista liberal y normalmente acertado, se cabrea frente a los que nos vende la moto francesa. Tiene razón en lo de la huelga. Se equivoca en todo lo demás.
Todavía hay quien se cree que las manifestaciones, bloqueo de las refinerías, huelgas salvaje del transporte, etc, que se están tirando los franchutes algo tiene que ver con las pensiones. No leen. Seguro que no leen los periódicos franceses. Si lo hicieran se enterarían que la cosa va de casi todo menos de la limosna del capital.
Va de la desesperación de los arrabaleros. De la venganza de los vencidos una y otra vez en las elecciones televisivas. La revolución privada de tres anarquistas, un pensamiento maotsetung, y dos troskistas y la prima Marie que todavía duda. Va de los aburridos niños de papa que se empalman con la estética de las luminarias. Las ídem dispuestas a bajarse las bragas ante un africano que las deje bien servidas al canto de la marsellesa. Tres sindicalistas cabreados. Cuarenta y dos comunistas pensionados. Un holandés en busca de la revolución que no tuvieron. El profesor de historia que perdió el 68. El que pasaba por allí y aprovecho para hacerse por vía proletaria con unos pantalones a traves la luna rota.
Así fue siempre, no crean. Tenía razón el Sr. Lenin cuando sin disimular mantenía que las revoluciones las hacia la vanguardia del proletariado: cuatro. El resto era masa seguidista.
Desde aquella aprendió el poder mucho. Saben cómo sacar a sus perros de presa sin cabrear al votante. ¿Cómo? Si leyeran Le Monde, se enteraría que las lunas de escaparates rotas por “elementos policiales infiltrados”, les ha retirado a los manifestantes la mitad de la simpatía de los bien pensantes. Si leyeran el Lib, sabría que la otra mitad ha desaparecido a cuenta de los que pensaban irse de vacaciones y sin gasolina se han quedado visitando a la prima Isabelle que no la vemos desde hace una eternidad. Se confundieron las vanguardias olvidándose que hoy las masas comen todos los días, que el hambre es de consumo, que la economía sumergida es el motor del país, y de que todos juntan en su hucha ya que nadie espera vivir de la pensión miseria.
Lo que sigue siendo cierto es que hay esclavos y pueblos. Los franchutes son pueblos. Con dignidad. Gente que todavía dice No al poder. Los esclavos, tribus de barbaros más al sur, le faltan muchos siglos de escuela para llegarles a los pinreles. Barrigas agradecidas que todavía militan en las cofradías de los agradecidos de San Conseguidor. Esclavos que no se enteraron cual es la diferencia entre tener derecho y pedir limosna o prebenda. Porque Don José Luis se vuelve a equivocar: no es un problema de filias ni fobias. Es un problema de educación

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