miércoles, 6 de abril de 2011

La erótica del metro




El que esto escribe pertenece a esa horda de tarados que reivindica militantemente la vida en las grandes ciudades. Si, ya se, una chaladura grave e incurable que solo lleva a la malsania. No hay que hacerle. Otros se dan a la sodomía con cabras y no por eso se les recluye en el manicomio. Que ya no estamos para darle de comer a tantos enfermos habiendo tanto banquero suelto al que mantener.
Pero a lo que íbamos, que esto es un blog de viajes y no de políticas – en plural- por muchas historias que les cuente.
La vida en las grandes ciudades es imposible sin los medios de transporte colectivos. El metro es el más importante. La eficacia y organización de un país se mide por el funcionamiento de su(s) metro(s). Su nivel cultural también. La variedad de estaciones y líneas del metro vienes le enseña que está usted en un país organizado. La frecuencia de los trenes, su puntualidad, la consideración del prójimo, el dejar asiento a las embarazadas, el orden para subir o bajar de los vagones, etc, no son más que muestras del nivel cultural de sus ciudadanos.
Por eso me divierten los metros. Como el de Viena. Si, ya sabe, completamente loco

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