lunes, 12 de septiembre de 2011

En la carretera


Hay quien se monta en el bólido para hacer millas de cualquier manera. ¡Imposible! Para viajar hay que guardar la compostura. Uno, maniático de caos, tiene sus costumbres. Las gafas de sol a mano. Para no matarse. El monedero para pagar el impuesto revolucionario de la autopista. El tomtom, háblame bonita, que mirar mapas ya no se estila y pronto nos perderemos todos dando vueltas a la misma rotonda. Gorros variados para matar el aburrimiento y completar la vestimenta dependiendo de la hora y la gasolinera. ¿Qué me dicen del ventilador para torturar el aire cálido de las mesetas, ya que matar poco mata? Pañuelos para limpiar los mocos, las gafas, las gotas de café del termo que cuelga de donde se puede.
Más allá de esto y más, como el paño para sacar el vaho y lo que sea, el chupete talismán. Les juro que vale para todo. Desconecta al guaje, calma la rabia, sirve de juguete sexual, mata mal de ojo, le garantiza la llegada, sabroso con miel y azúcar. ¿Qué quiere que le cuente? Sin chupa no hay viaje.

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