domingo, 20 de noviembre de 2011
Cantata a los sodomizados por los hilitos de plastilina
Mi abuela, Doña Ernestina Formoso de Varona, cubana de pro, mantenía que el pueblo necesitaba líderes con cojones: Franco y Fidel. Eran sus héroes. No, mi abuela sabía mucho. No solo hacia el mejor pulpo de la zona. Cocinaba una carne al minuto que usted jamás podrá comer. No solo porque se llevara la receta a la tumba. Aquello de despotricar contra el régimen en la cocina le daba un salero a la comida que nadie tiene.
Mi abuela jamás se equivocó. Igual que te mandaba derechito para casa si te atrevías a aparecer con los zapatos sin que el betún obscureciera el sol, sabía definir las necesidades del mundo a golpe de Doña Celia Cruz: Dáleledáleledáleleya! Ayer los hispanos han demostrado que la masa irredenta sigue a la búsqueda del hombre con cojones que le resuelva la marimorena en la que se han metido.
¡Jodidos andan! No es que no tengamos candidatos a ser hombre con cojones. Incluso últimamente nos salen hembra s que optan por el puesto. La jodienda viene del tratamiento incorrecto, el diagnóstico equivocado, la enfermedad crónica.
El culpable, ese chivo espiratorio que panda con todo nuestro mal humor, no varía un ápice a la conclusión irrebatible: Si tenemos el pantalón meado es que la sacamos tarde mal y arrastro. (O ellas no apuntaron bien equilibrándose de cuclillas). Los pantalones no se mojan de la nada.
Las enfermedades crónicas son muy malas de llevar. Tanto que todos se acaban muriendo de ellas. Viviendo en el sueño de que no la tienes te mueres antes.
Los hispanos han escogido al mismo tipo que cuando se les hundió el Prestige nos contaba aquello de lo hilitos de plastilina. Falta de memoria la de estos comedores de ajos. Cualquier tipo con las dos letras sabe que este hombre esta genéticamente determinado a ser un inútil. Lo era. Lo es. Lo será. Estas cosas no se curan ni con la experiencia.
La única duda que me queda es saber si son profundamente imbéciles o simplemente que se han convertido en practicantes de la sodomía. El tiempo lo dirá. Claro que el pesimismo me invade. Para curar lo primero es necesario tener doblones para viajar. La única terapia posible. Y de eso no hay. Lo otro, usted ya sabe, es política de otro cantar. ¡Vaselina, mucha vaselina que os van a dar con plastilina!
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