domingo, 22 de enero de 2012
Las mentiras de la llamada prensa democrática
Mienten como bellacos. Sin ponerse colorados. Ustedes ya lo sabían.
Aquí se lo he contado muchas veces: de una bandera no se come; sin ella te comen. Laura Dekker, la ninfa que a sus 16 años se fue a dar la vuelta al mundo se cansó de que la trataran como subnormal. Cabreada, retiro la bandera holandesa que llevaba su barco e izo la de la patria donde nació. En un barco, el de sus padres, en Nueva Zelandia. Con ella al viento llego ayer a Sint Maartens, en las Antillas. Los reformados holandeses no han podido verlo. Todos los periódicos, sin excepción, publican fotos viejas. En el mar de Greveling. Cuando partió, empaquetada para combatir el frio nórdico. No vaya a ser que el ejemplo cunda y se liberte el personal.
Cuídense pues y conserven siempre la bandera de la patria, la infancia, para prevenir que un cabron te coma por la honra de lo que no es tuyo
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