Subir y bajar lleva tiempo. Lo primero por
el esfuerzo físico. Lo segundo por lo mismo si no quiere partirse la crisma. Añádale
el mirar. Hay mucho que mirar.
Las casas de Albaicin siguiendo la
costumbre mora estan cerradas hacia fuera. La vida se hace, hacia, en los
espacios interiores invisibles a los ojos del publico. La tradición no ha
cambiado.
Entre tienda, guiri, tasca, pañuelo,
llegara a lo alto, donde la visión es soberbia. Por alli encontrara la nueva y minúscula
mezquita de Granada. La dejan ver, no hay que ver.
Mas allá la tradición se anuncia, quizás se conserve. De vuelta, si le entra el hambre, se puede comer buena y baratamente por muchas de las tascas que se encuentre en el camino. El argumento del gasto calórico es esta vez cierto
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