Me la comí en el mes de Julio en la desembocadura del Rio Mandeo, mientras esperábamos a que amainase el fuerte viento para cruzar la ria de Ares. De sardinas. Recién hecha por la mañana en el puerto de Ares. Hoy, meses después, todavía pruebo el sabor en la boca y hago planes pare repetirlo este verano. Como consuelo queda la botella de Rectoral de Amandi. Para que digan luego que los navegantes no nos cuidamos
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