domingo, 22 de febrero de 2009

Tranvías y ascensores lisboetas


Mis acompañantes nórdicos no se lo explican. ¿Qué país es este en el que la gente todavía viaja en estos artilugios prehistóricos que parece que se van a destartalar en los próximos metros? Confirman en su ignorancia los prejuicios del Portugal pobre y atrasado.
Luego maltratan la digital haciendo millones de fotos, ya que son tranvías “con encanto”. Imbecilidad acuñada con éxito por algún plumillas de El País.
Con varios vasos de tinto confiesan que aunque son incómodos son mucho más divertidos que el poliéster de la eficacia. Lo que plantea la discusión desarrollo versus calidad de vida.
De los tranvías pasamos a las casas. Frente al hormigón moderno el pueblo sigue votando militantemente por el gusto del Príncipe de Gales que reivindica el modelo dickensiano para desesperación de los arquitectos de moda.
Alguno incluso sueña con poner un tranvía desahuciado en su jardín, como oda a la vivienda ecológica y alternativa.
Fíjense para lo que da viajar en tranvía por Lisboa. Por cierto, uno de los más espectaculares , el más antiguo de Lisboa, es el Ascensor do Lavra. Inaugurado el 19 de abril de 1884. Va del Largo da Anunciada a la Travessa Forno Torel. Puede cogerlo en la esquina de la Avenida da Liberdade, un poco mas allá de la plaza do Rossio. Para subir al Barrio Alto y luego ir bajando hasta la Praza do Comercio recorriendo las maravillosas librería portuguesas.
Luego, cogido el gusto, apalánquese en el eléctrico 28 para recorrer el Chiado

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