Mi vecino, desde que se fue de parranda a USA, esta acojonado. Volvió con el cuerpo derrotado y no se atreve a ir al médico de cabecera. Está convencido de que ha cogido la mexicana. La gripe. Yo podría explicarle que el virus del Sida también sigue activo, pero es muy fuerte, ¿no?.
La enfermera del cuarto, que siempre ha sido una lanzada, se va a México, ya que los precios están derrotados y no hay ni un alma que te incordie en la playa, dice.
La canallesca nos cuenta que los ricos almacenan Tamiflu, y los pobres, eso, miran y rezan de que no les pille.
Carlitos paranoias, amigo de infancia que siempre ha devorado los libros de Marta H sobre el materialismo dialectico, mantiene que la tal gripe ha sido desarrollada en secretos laboratorios, ¿cómo no?, por el aparato económico yanqui, en contubernio con la iglesia católica; ya que a más muertos más dinero y más misas.
Xan, gallego panteísta, mantiene que si llega, llega, “e se ten que pasar, pasara”. Todo un manifiesto de optimismo.
Mientras, con o sin mexicana, seguimos juntando euros para volver a salir al camino
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