En el culo del mundo. Literalmente. En medio del Alto Alentejo. Una tierra de alcornoques, pueblos vacios, vacas bravas, uvas, cigüeñas, miseria, verdes y amarillos profundos, viejos,…era el granero de Portugal. ¿Qué se me perdió allí? Nada. Les juro que si hace dos días me dijesen que iba a recorrer estos pagos, le hubiera recomendado beber menos.
Pero allí llegue. Camino de Évora, otra cosa. Camino del hospital de Évora, una película de querer más, ambición, proyectos de buen hacer. El único hospital para medio millón de almas en medio de un mundo que se acaba.
Después de recorrer unos paisajes que se han quedado en la retina, aparcamos en “Charcas Lagoon Resort”
¿Desconocido? Si. Aunque si busca por la e, encontrara que figura entre los hoteles de lujo, luxury, con encanto, en versión hispanocursi, … Algo solo para enterados.
Aquí me senté. Aquí dormí.
Aquí amanecí con sol y ganas de tirarme unos largos en el agua.
Lo único poco excitante fue la cena. No merece el precio. Les recomiendo llevarse unos buenos quesos y embutidos comprados por el camino. Rociados con los buenos vinos del Alentejo. Mientras que contempla la puesta de sol en el embalse de Montargil; a doscientos metros de su habitación.
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