Uno de los mitos turísticos de Verona es la casa de Romeo y Julieta. Ustedes ya conocen la historia del amor imposible en su versión Chakesperiana- Escrito así-. La letra pequeña de las guías buenas ya nos cuentan que lo más posible es que nadie con ese nombre tenga puesto los pies en la susodicha casa. Pero no importa.
Los muros de la entrada están decorados de cientos de papelitos de parejas que dicen que se quieren en todos los idiomas posibles. O al menos eso se supone. Si usted pierde el tiempo en leer, se encuentra con todo tipo de mensajes de otro tipo. De las desesperadas peticiones de vuelta del amante abandonado, la búsqueda del inexistente, el deseo de que algo crezca, hasta el sonoro y claro te odio. Ya lo dijo Sthendal: Enamorarse es un ataque transitorio de imbecilidad. Incluso en Verona
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