lunes, 16 de noviembre de 2009

Empaquetando el invierno


Volvimos para casa volando por las autopistas alemanas a 180 km/ h. Una barbaridad. Pero no te enteras por esos caminos bien asfaltados, sin curvas, y están vez sin tráfico.
Volvimos a la cotidiano. Llueve. Te metes debajo del paraguas. Te acuerdas de que hay que empaquetar el juguete más hermoso que tenemos: El bote. Antes de que el frio del invierno que ya se anuncia le contagie la faringitis. A ponerle la bufanda. Limpiarlo por todas las esquinas y empaquetarlo en un hangar a que llegue el mejor tiempo.
Son las miserias de los nórdicos. No hay barco que navegue en aguas congeladas. Solo sirven para hacer fotos y patinar. Sacamos la envidia de las tierras galaicas pero hoy allí tampoco navegan con las suradas que les trae el temporal de turno. ¿Lo harán los mediterráneos? ¿Tendremos que cambiar de latitud para poder darle al codo al ritmo de las olas?
Mientras tanto planearemos la siguiente excursión al ritmo de “hoxe eiqui mañan acola”.

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