sábado, 27 de febrero de 2010
Portos en Oporto
Baje a Oporto. Escapando del invierno. Una equivocación fatal de navegante perdido entre las olas del océano. Llovía a mares. Diluviaba. Todos los ángeles del cielo se habían puesto a mear la ingesta de cerveza en fiesta bárbara bávara. O algo así.
Nos quedamos atados a la barra del Sheraton, que tampoco es tan malo. Hotel capitalista en barrio de burgueses adinerado lleno de ejecutivos armanizados, secretarias solventes, putas de postín, aprendices de, señoritas de fiesta, narcisistas compensados, algún invitado…escoja lo que menos le pese.
Porto de treinta años a veinte euros la copa bien llena que pago otro. Sabia a efluvios de ninfa. Rutilante, por los años. Un rojo intenso de buena barrica sin ser maltratado por potingues de rebotica.
Lo segundo era solo un añadido. Habria pagado algo mas por la botella entera, pero no había forma de agenciársela. Cosecha de cooperativa allá por los altos de Douro vaya usted mismo a buscarla. No está el tiempo para estas cosas. Ni lo tenemos, ya que mañana hay que hacer que trabajamos el pensamiento.
Total, que nos quedamos a papar en el restaurant del hotel, que es decente, te tratan como se debe, saben recomendar vinos portugueses exquisitos. Les recomiendo el pulpo –polbo en galaico portugués- que hacen, delicia del atlántico.
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