lunes, 22 de febrero de 2010
¿Otra furgoneta?
Viajar es una cosa fácil. O una cosa delicada. Complicada. Un incordio. Necesidad. ¿A dónde vas? ¿A qué vas? ¿Por qué vas? Quédate en casa. Ahórrate eso y lo demás…
Pues nada. Para seguir ocupando las tardes de invierno continuamos con la discusión de este año: ¿Nos deshacemos de nuestro querido Opel Vivaro que nos transporto cientos de kilómetros? ¿Nos agenciamos un camper grande, cómodo, burgués, lento? Esos cacharros donde las señoritas pueden mear a conciencia durante el viaje; los críos jugar al parchís; las intelectuales dormitar entre las hojas aburridas.
¿Optamos por la furgona rápida, clandestina, manejable, incomoda, imagen yosoypobre?
Un repaso a los cacharros que hasta ahora nos han transportado por el mundo da vencedor por goleada inmensa a la furgona. Pero eso era antes. Cuando éramos pocos. De tamaño bebe. No viejos. Sin la espalda jodida de los años que no perdonan. ¿Te estás aburguesando?
Desde hoy vuelta a los tiempos de la barra de pan, el camembert, la lata de sardinas, la navaja suiza, los collares de conchas atados con hilo de cuero de la feria…
¡Que guay Pá, es la última moda!
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