martes, 12 de octubre de 2010

Centolla


Centolla de ría. Dicen. Centola da ría. Dicen. No se sabe muy bien porque. En las rías pocas centollas hay. Esta, como la mayoría, vienen de las costas abiertas al océano. Esta, está cogida en los límites del cabo Prior, frontera del mar Artabro. Allá donde podía ser paraíso y es lugar de suicidas demorados.
Las centollas de la ría- mar abierto saben distintas que las otras. Las que comemos todos. Importadas como cría de Bretaña. Engordadas en alguna cetárea que chupa sus aguas del mismo atlántico. Saben distintas. Se discute cómo es posible, ya que una y otra consumen los mismos nutrientes, las mismas aguas. Dicen los espirituales que una crece en libertad y otra en cautividad. Dicen los sociobiólogos que aquella ha tenido que aprender a sobrevivir en el océano, escapando de depredadores y corrientes. Lo que la hecho fuerte frente a la vida a la bartola entre el cemento y sus congéneres de la bretona.
Dicen que es el milagro de la ria que fue y ya no queda.
Mientras discuten y discuten, después de haberla comido, les resuelvo el enigma: los cromosomas hermano. Que no todos somos iguales. Usted también lo sabe: todas las mujeres son hembras, pero no todas saben a lo mismo

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