miércoles, 12 de enero de 2011
De misa en Honfleur
La hermosa iglesia de Honfleur, construida en madera por los carpinteros de rivera normandos todavía se mantiene en pie. Un milagro. Es de una hermosura sobria pero contundente. Esta vez no estaba llena de turista pero de feligreses. Lo de llena es una falacia literaria. Estaba vacía. Ya nadie va a misa ni en estos pagos. Una colección de viejos y pensionados que dormitaban entre la buena voz del barítono importado que le ponía a los canticos religiosos un deje bretón tan extraño como hermoso. La única juventud presente eran los monaguillos blancos y yo. Lo mío es otra licencia literaria para combatir el desanimo, no crea.
La iglesia sigue manteniendo cientos de edificios abiertos para un público que ya no existe. De momento, mientras que no se los vendan a algún constructor local para la venta de apartamentos como estilan en los Países Bajos, y a pesar de mi ateísmo militante, no haremos propaganda de los múltiples usos que yo les daba…Entre ellos la de dejarlos como están, ya que una iglesia de altura siempre debe quedarse en iglesia de altura. Aunque usted, como yo, tampoco crea en dios. En el de ellos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario