lunes, 29 de agosto de 2011
Muertos de hambre
Andando por una calle de Ferrol en busca de una librería con libros, lo encontramos. Lo de la librería con libros no es una redundancia. Cada día hay más librerías vacías. O llenas de polvo, que viene a ser lo mismo. Lo de Ferrol es para explicarlo. Uno de los mejores territorios de la península en cuestión de playas. Perdonen ustedes que no les cuente, no vaya a ser que nos lean y nos jodan uno de los últimos paraísos de occidente.
Lo del cartel es de miserables. La miseria que soportan. Buscan clientes. Deme algo. Cuando los taberneros suplican mal va el país.
¿Perciben el drama? Ya no se anuncia el aquí damos comidas maravillosas, tapas barato, vinos de la tierra, mojitos de verdad, cubatas de garrafón…solo anuncian la súplica del pobre: tenga caridad, deme algo. Nietzsche habría recomendado la clausura inmediata del antro. Nadie tiene derecho a la caridad – ¿o era sumisión?- cristiana. Lo curioso es que el bar estaba lleno. A las 11 de la mañana. Todos dándose al vino. Pasamos de largo. Dar si, recibiendo nada, no
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