Era la tonta de la película. La consumida. La inútil. La fregona del alma del señorito. Hasta que se cabreo y dijo basta. Alguno la canto de farra por las calles de Bruselas. Se lo conté hace unos días.
Era el villano de la película. El vende patrias. Cabron rojeras que vendió lo que no ya tenían, ni jamás tuvieron, al capital. Convencido de que el despilfarro no tenia futuro los hundía mas en la desesperación de la realidad.
Hasta que harto, como la princesa, dijo basta. La crisis que la pague el capital. No es nuevo. Ya lo intentaron los islandeses. Esa tribu de salvajes entre los volcanes y los hielos. Demasiado que lo pidan un descendiente de los creadores de la democracia.
Lo insultan por pedir que el pueblo decida. La chusma y los plumillas del capital. Ha tocado el cielo. Sentado a la derecha del padre de los bien pensantes: la razón. ¡Que los dioses de Grecia te protejan del alemán imperial!
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