martes, 14 de febrero de 2012

Noche y nieve


La crisis da para mucho. Hay, pocos, que se forran con ella. La mayoría las sufre. En el bolsillo. En el alma. A veces, también, en la vida.
Las carretas en muchos lugares de Europa eran alumbradas antes de la crisis. Hoy se han apagado. Ahorro lo llaman. Para el bolsillo. El de ellos.
No solo la luz se ha ido. Eso en sí, no es malo. Tambien perdimos hace tiempo el arte de orientarnos en la noche negra. Pregúnteselo a los viejos, que son los únicos que alguna vez se encontraron con la procesión de la Santa Compaña. Hoy con tanta bombilla no sabemos ver en el negro. Ya no vemos ni almas ni ninfas ni penados.
Peor es cuando nieva. Pasas de repente al negro blanco y se te suben o se te bajan, pero te quedas tieso. Sientes que las ruedas vuelan y te dejas llevar por el blanco que no es, ya que la seguridad es en el negro donde no se ve.
Lo han complicado más desde que dejaron de echar sal como antes. Hay que ahorrar, estamos en crisis. Las peonadas de los camioneros, el gasoil por las nubes. ¿Qué se le ha perdido en la noche negra a un tipo decente? Sera su culpa si se mata.
Llegaremos a reivindicar la bombilla como acto revolucionario. Cuando en realidad se trata de reaprender lo que sabíamos: viajar en la negra noche negra

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