El titulo de este post es engañoso. En Muxia, a donde
todos van, poco hay que ver. Aunque me apedreen. Subidos a la “Pedra de Abalar”,
que desde que la saco de su sitio el temporal ya no abala ni siendo puta,
podemos contemplar el Océano, pero para ver, contemplar, disfrutar, al otro
lado de la ría: Camariñas.
Lo de Muxia es el mito de los desesperados del chapapote.
Ya saben lo que pienso de esos tipos que después de ser sodomizados ampliamente
por el poder pusieron el culo y la vaselina para que lo siguieran haciendo.
Fuimos porque allí están los tres campings que hay en la
zona. Dormir de gusto cuando se va a Cabo Vilano. Campings para viajar barato, que aunque
tengamos euros del norte si te descuidas se te van de las manos.
Sin saber muy bien a donde ir, mas por instinto que por búsqueda,
dimos de bruces tras transitar por una
pista mal asfaltada que te lleva a preguntar cada minuto si este es el camino
seguro, con el Camping Praia de Leis. El mejor camping de la zona. Se anuncia
como de tercera pero es de bandera. Parcelas escalonadas en la ladera del
monte con vista insuperable, camino bien empedrado a la playa tranquila, silencioso y acogedor, con
un restaurante para comer mejor que en su casa a precios normales. Lleno de
franceses educados y galaicos tranquilos. Si anda por allí no se lo pierda.
Objeciones hay algunas. La parienta que limpia las duchas ya hace tiempo que deberían
de haberle dado la jubilación. Se nota que solo friega los suelos, que lo hace
a conciencia. Pero eso, las paredes de las duchas… No desespere, visto como iba,
no pasa del invierno. De regalo, el pueblo al lado del camping. Antropología
pura. Así fueron los pueblos gallegos en el siglo pasado. Leis. Conservado como
siempre. ¡No lo cuente!
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