Fueron lugares míticos después de haber sido usados a
conciencia por los actores del 68. Cada uno tenia sus partidarios. Algunos, los
navegantes entre dos aguas, practicaban el culto a los dos. Yo que quedo con LeDeux Magots. Absolutamente indefendible, conste. Poco se distingue del Flore.
Pero los gustos son así.
No piense usted que porque ya no va ni el anima de Sartre
y su haren, allí solo hay turistas. Turistas haberlos los hay. En cualquier
formato que a usted se le antoje. Pero siguen yendo, en peregrinación, pensantes
de ambos sexos.
Los preciosos son de atraco. No proteste que siempre será
menor que lo que el gobierno al que usted, en un estado de ofuscación, ya, ha votado, cada
día le roba. Los camareros mal educados y mal avenidos. Pero el espectáculo,
por el precio de un café imbebible, no tiene precio.
Si tiene suerte y le acompaña el tiempo, apalánquese en
la terraza y disfrute del paseo de las princesas, las ninfas, los dandis, los arrastrados,
los enamorados, los mochileros, el texano confundido, la barby rusa, la masa
japonesa, la misma masa en versión china, las escolares manga japonesas – no confundir
con la masa-, las señoras italianas, la cofradía de gordas enfloradas del sur,
el poeta perdido -siempre solo-, los abogados de la esquina, el intelectual que
escribe en Moleskine, los modernos propagandistas de Apple, el revolucionario confundido…vamos,
que no hay aburrimiento posible. Si no va no sabra usted jamas lo que es Paris.
¡Esta avisado!
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