Los que nacimos en el comienzo del mundo tenemos una brújula
distinta a los mesetarios. Para nosotros lo que esta al otro lado del mar Océano
es territorio a conquistar, ver. A la
espalda, detrás de la montaña, en esos campos de mala hierba, nada atrayente
hay.
Hace siglos que partimos. Sin romanticismos. Que salir a
pescar xurelos si, pero para ir al Gran Sol hay que tener muchos huevos y muchísima
mas hambre.
Llevamos, pues, la vida viajando. Eso nos ha enseñado que
aunque todos llevemos la boina en el bolsillo, el mundo hoy se divide entre los
que se han atrevido a cruzar a "Ponte das Pías" y abandonar la miseria; y los que
siguen esperando al héroe redentor que los libre de los males, señor. Aunque el
caudillo que una vez y otra llega no haga más que expoliarlos.
A fuerza de partir sin nada, sabemos que para recorrer el
mundo no hay que tener pasta.
Es máxima de los viajeros: cuanto mas tienes más cerca te
encuentras. Viajar de ligero, con muchas ganas y poco equipaje es la forma de
llegar lejos. Como el mejor sistema para aprender idiomas. Cuantos menos te
entiendan mas te apuraras en deletrear lo que ellos hablan. Es evidencia de
supervivencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario