Esta foto no es especialmente interesante ni llamativa.
Solo emocionara a los “coneceurs”. Esa banda de tipos y hembras, mayormente
centroeuropeos y californianos, que en los años 80 recorrieron las corredoiras
del mundo en las míticas Volkswagen T3.
Esta de la foto es una Westfalia. El sumo del lujo de las
furgonas en aquellos tiempos. Aparcada en una de las calles del barrio judío de
Le Marais parisino. Pertenece alguna familia con bebes, visto los artilugios
que llevaba la furgona. Muchos hijos fueron paseados en el gran nido del banco
posterior. Cuando ningún polizonte venia a exigir viajar atado a la silla.
No crea usted que estas reliquias no valen. Hoy se
cotizan a precios que rondan los 10 euros, y si están bien conservadas y
pintadas, ya puede abrir usted la cartera, ya que el mundo se mata por ellas.
¿Sabe por qué la enseño? Yo también tuve una. Era
en los tiempos en los que cuando íbamos con la ninfa de piernas de gacela a Paris, dormíamos delante del
ayuntamiento. Vaciábamos la vejiga contra uno de los platanales de la orilla del Sena.
Tres días después nos cambiábamos a las Tullerias para no llamar demasiado la atención.
O en las beiras del Notre-Dame.
Hoy, ni se te ocurra. Serás baleado por el
vigilante de turno. Y es que el mundo progresa que es una barbaridad.
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