No les hablo de la tropa de Jaén, que a mi eso me queda
muy lejos. Menos del poeta. Que aunque me insulten jamás me ha movido. Sobre
todo por aquello de lo de "gallegos de lluvia y calma". Calma ninguna y lluvia
ten días; que andamos entre la gota y la sequia.
No, yo les hablo de las otras aceitunas. De las que ya no
se venden. Que anda corriendo por ahí la voz interesada de que engordan que es
una barbaridad y ya ni de tapa regalada te la quiere el pueblo narcisista. Esas
que recolectan los de Jaén y algún listo las manda a Italia para que algunos,
mucho más espabilados, envolviéndolas en cristal eyaculante, las venda a los
europeos a precio de rodaballo del mar de arena.
Van dados. Luego vienen los del mercado que importando
como sea las latas de griegos y turcos las venden a granel a precio de percebes
del Roncudo. Pues nada. ¿La historia? ¿No joda que no se ha enterado? ¡Pero si
le he explicado la esencia del capitalismo! Eso, las plusvalías. ¡Que no se
enteran! ¿Por qué leches cree que están las aceitunas tan caras si a los de Jaén
altivos nada les pagan?
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