domingo, 6 de enero de 2013

Cuando los reyes te traen mentiras


Aprovechando que en la cabaña esta donde hoy duermo hay internet me he puesto a leer entradas antiguas de la canallesca ibérica. ¡Cuánto descerebrado escribe en ese país suyo!

No se trata de ser de derechas o de enfrente. Liberal o progresista. Se trata de algo mucho más simple: ¡mentir sin mover un pelo! Mantener falsedades manifiestas como verdades. Usar el ombligo como centro de visión del universo. Exigir que lo de su pueblo es lo de siempre. Afirmar que si no se hace lo que te enseñó tu abuela eres un inútil. Reafirmarse en lo anterior sin una cita, un estudio, una consistencia mínima….

Pues ya lo saben, que hoy a ninguno de ustedes los reyes esos de oriente les han traído algo está más que demostrado. Me lo conto hace muchos años mi señor padre, delante de la antigua juguetería de Ali en la rúa Galiano de Ferrol. Cuando me explicaba un tanto nervioso lo que ya sabíamos por las hermanas: mira rapaz, os reyes son os país.

Pues eso, que usted juegue el juego, no es más que eso: Juego. Que posiblemente ira desapareciendo como en la mayoría de Europa. No por el acoso del imperialismo yanqui ni la perfidia de los grandes almacenes. Mucho más prosaico: el 6 de enero es la fecha más cabrona para regalar algo a un niño que mañana volverá a chupar horas de colegio. Los padres modernos comenzaron a dar la mitad de los juguetes por navidad “que así tenían tiempo para jugar” y de paso no maltratarse teniendo que aguantar a la prole desocupada en casa. Le siguieron los adultos. Y vamos aumentando.

Si usted viaja, vera que en todos los países el utilitarismo se impone. Los holandeses que inventaron el San Nicolás y el Papa Noel, van abandonando los grandes regalos del 5 de diciembre para convertirlo en una noche familiar de carácter simbólico. La navidad, que no la noche buena, es lo que celebran los europeos.

Leo también en la pijeria madrileña que los padres de la patria se sulfuran contra el Apalpador de mi tribu – al que ya lo acusan de pedófilo- y demás versiones. Deberían leer ¡oiga! Aunque solo fuera para no decir pijadas. En el actual ciclo de carboneros, barbudos, regaladores, todos los pueblos mantienen la tradición europea, vieja, pero reciente. San Nicolás, obispo por las actuales tierras turcas, tuvo gran veneración en la Europa central. Fue exportado por los holandeses que colonizaron Manhattan, esa parroquia de Nueva York. Su gran éxito fue el impulso que le dieron otros emigrantes europeos, como la colonia germánica, que les traía recuerdos de sus tierras. Fue americanizado y re-exportado a Europa donde hoy, en múltiples versiones, en todos los países, arrasa.

¿Nuevo? Viejísimo. ¿Por el consumismo? ¡No de la lata! El culto del regalo es algo que aparece en todas las culturas, en todos los tiempos, con todos los barnices que quiera. Los da usted, con su cartera. A no ser de que su inteligencia flaquee, solo el sueño infantil, que dura poco, muy poco en estos tiempos, cree que el regalo viene de un rey, de unos reyes, de un santo.

No hace falta ser republicano para entender que los carboneros de las muchas tierras que aparecen los 25 de diciembres venden una cultura más hermosa que el regalo del poderoso de plástico. ¿Sabe la historia del Apalpador galaico? ¿Ese reinvento del viejo de barbas loiras que palpa la barriga de los niños para saber si esta alimentados y regala castañas a los mal nutridos? Imbatible en estos tiempos. Pero aunque no les guste saberlo y menos leerlo, la navidad, los reyes, ¿cómo no?, también es ideología.




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