Ahora que ya no tenemos fotos espectaculares, con Molotov
o perros de presa disparando su acojono, ya no hay quien les escriba a los turcos.
O peor. Ahora se les tilda de clase media perdida en el camino. Ilustrados sin
futuro. Pasantes de la “fame negra” a la “fame da liberdade”; que no se sabe si es igual de trágica pero que también
duele. Es el mismo insulto que la pijeria española, esos fascistas disfrazados
con gomina, expandía en la prensa de su capital sobre los cientos de emigrantes
gallegos que estos días se arrastran por Europa suplicando un trabajo,
Resumido: Que usted sea ilustrado no le da derecho a pensar y por supuesto a
reclamar.
Que los emigrantes alguna vez reclamen es dudoso. Esta generación
aprenderá sin enterarse, que se han ido para no volver. La mayoría acabara sus días,
de triunfo, en los asfaltos de Europa donde poco a poco les harán espacio.
Que los turcos reclamen esta de contado. Lo siguen
haciendo a todas horas. Quizás menos espectacularmente pero mucho más mortíferos.
Han deconstruido el discurso del dictador a golpe de imagen. Ese joven que con las manos en el bolsillo miraba la bandera de su infancia mientras era molestado por un esbirro del
poder. Es el mensaje que ningún tirano podrá soportar.
Mucho les queda por aprender a los aprendices de
emigrantes. ¿O será que quedaron
asulagados entre las aguas de tanto mar que se les cayó encima?
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