Los que somos
galaicos de nación amamos los cruceiros. ¡No confunda! Nada que ver con
iglesias ni religiones. Esas cruces que jalonan los caminos de la tierra no son
más que las marcas de los puntos de encuentro de tiempos pasados, en los que el
devenir de la vida no estaba marcado por el precio de la gasolina.
Los que jamás
llevaron las vacas a pastar al monte no entienden eso. Eso que hoy les parece extraño.
¿Vacas? ¿Monte? ¿Cruces de caminos? ¿Salir de “manhancedo” y volver de “noite preta” para ir
a la feria de Monterroso? Esa, la de “catro
frades a cabalo dun raposo”
Dediquese al
turismo. Aquí les pongo. Fotos de unos cuantos cruceros que se levantan por los
caminos de la Suiza Alpina. En esos lugares donde solo pasan caminantes. Como
toda la vida.
A los gallegos se
nos daba por el granito, material nuestro que resiste al agua. A los suizos se
les da por la madera tallada. Esa madera que en las altitudes alpinas se
convierte en granítica. Deja pasar el pincel para hacer policromías que alegran
el alma. Por qué rezar, ¡jamás he visto en mi vida a nadie hacerlo! Ya me
contaran quien va a pararse en el camino a soltarse un padrenuestro cuando
quedan tantas millas por delante y el lobo, quien sabe, acecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario