domingo, 14 de junio de 2015

Los ciervos asesinos de las carreteras escocesas


Acabada la plata y los días de libranza el capital exige que vuelvas. Repito: el capital. Que usted lo sublime diciendo que el billete del ferry es para tal día no es mas que un mecanismo de defensa para que su ego maltratado no sucumba. Millones de paginas al respecto, ¡oiga! ¡Que jodido es no ser millonario! Mao ya escribió sobre las contradicciones en el seno del pueblo. Pero usted de eso ya no lee, estamos en la época grey.

Volvimos. Salimos a esa hora que la indefinición precisa de los gallegos definen como abrente. ¿Entiende? Diga las cinco de la mañana por estos pagos. Cuando no es de día ni de noche.

La idea era atravesar las pistas de Skye en soledad. Para llegar lo mas pronto a la autopista que nos lleve a Inglaterra donde al mediodía hemos reservado un sitio en el ferry.

¡Lo nunca visto! Vas mangado de curva en curva y de repente te encuentras con una masa de ciervos en el medio de la carretera.  Frenazo de urgencia y susto. Primer error: darle a las luces. Aprendizaje rápido: eso los hipnotiza y hace que no se muevan. La bocina tampoco sirve para mucho. Se van cuando quieren.

Mas curvas, dos o tres kilómetros mas y aparecen, otros, detrás de unas alambrados. ¡Que saltos! Saltaron despavoridos la alambrada metiéndose delante de las ruedas. ¡Que nervios!. Así fuimos de las afueras de Portree  hasta los altos de Loch Garry. Atentos al enemigo ni fotos hicimos. Todo un aprendizaje.


Hoy leo en la voz del amo que en las carreteras de Galiza se han producido 15 accidentes en los últimos días por atropellos de animales, mayormente jabalís que salen por todos los rincones, efecto del abandono del campo como método de vida. Acabaremos viajando en tanques. O a pie, con arco.

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