Yo pasaba por allí y me quede a dormir una
noche. Hacia tanto frio que acepte el chantaje de pagar por una caliente litera
en una sala comunal del refugio el precio de un cuatro estrellas. La juventud
divina que acepto el desafío de las tiendas de campaña tiritaban de mañana bajo
los rayos de un sol que no calienta.
Es la primera lectura del viaje por las tierras altas de Islandia. Alli, incluso en verano, hace un frio mortal. Los glaciares cercanos que no se ven, se sienten. No se confunda
Todo lo anterior esta en contraste con la
visión que se extiende ante sus ojos. Frente al albergue contemplara
despelotados bañistas en un humeante poza al aire libre. Un poco mas allá
fumarolas que parecen calentar el ambienten. Aquí y allá unos letreros le
indican que no abandone el camino so pena de derretirse al pisar el suelo hirviendo a pesar de aparentar una hermosa campiña de tierra azufrada. Siguiendo la ruta podrá escalar antiguos cráteres
volcánicos hoy en reposo pero no dormidos.
Hveravellir es lugar de culto para los
caminantes. Se pueden hacer hermosas travesías de montaña siempre que se cuente
con el material adecuado. No olvide que allí nada hay. Excepto en el refugio
donde le darán de comer y de dormir aquello es la hermosura de la nada.
Naturaleza en estado puro en territorio volcánico que duerme exhibiendo que
cualquier volverá. Por cierto, dice la tropa acompañante, uno no se alimenta con carne, que el caballo que cocinan en el refugio es manjar de obispo.
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