La
pista F35 esta considerada como la ruta mas accesible para recorrer las tierras
altas de Islandia. Es ruta antigua. Dicen los manuales que ya se usaba en los
veranos medievales para acortar camino. 200 km de piedra y lava.
Puede
usted recorrerla de sur a norte, de Gullfoss
a Blonduos. O viceversa. Lo que le recomiendo. Aunque la lógica le diga
lo contrario, ya que lo mas posible es que usted haya entrado en Islandia por
su aeropuerto, a pocos kilómetros de Gullfoss.
Dicen
que se puede recorrer en un coche normal. Los que lo mantienen seguro que
viajaron en uno de alquiler. Nadie sensato mete su coche en ese rompe
amortiguadores. Tampoco debería usted meter el del prójimo. Aunque solo sea porque
si le pasa algo, y el riesgo se palpa en mas de la mitad del recorrido, el
seguro no le cubre daños. La ruta de Kjolur exige un todo terreno.
Leerá
que han construido puentes en todos los ríos que antes había que vadear. Es
verdad. Una de esas mentiras piadosas. En Islandia llueve. Siempre. A veces a
mares. A veces es orballo. Cuando llueve, el agua sale de todos los lados. La
ruta de Kjolur se convierte en una inmensa colección de charcos donde su coche
practicara el submarinismo. De la nada salen ríos, regatos y fuentes que anegan
la pista. Vadear lo tendrá que hacer usted a gusto, a riesgo de tener que dar
la vuelta. Mire las fotos si no se lo cree.
A mitad
del camino se encuentra Hveravellir, donde debe parar. Lo que hay allí, una de
las mas hermosas zonas termales de Islandia, se lo contare uno de estos días.
El
tramo de Hveravellir a Blonduos es una asequible pista de montaña por las que
se puede transitar a una moderada velocidad. El único riesgo son las piedras
que golpearan los bajos de su vehículo. Circular detrás de otro significa
acrecentar inmensamente la distancia para no tragar el polvo o el barro y
evitarse quedarse sin parabrisas por alguna piedra voladora. Ojo a los cruces
de vehículos y tenga compasión con los masoquistas disfrazados de ciclista.
De
Hveravellir a Gullfoss se preguntara usted quien fue el imbécil al que se le ocurrió
meterse por este rompe huesos. Maldecirá varias veces, producirá adrenalina,
disfrutara de una conducción imposible. Bien venido a la
“tole ondule” islandesa. Un rompe todo originado por las
orugas de las maquinas usadas a principio del deshielo para rehacer la pista
cada verano.
Enseguida
adivinara que el coche sufre menos cuando circula a velocidad elevada ya que
viaja usted entre las cumbres de los montículos. Al mismo tiempo descubrirá que
eso significa no tener ningún control sobre el vehículo. Lo que se agrava entre
subida y bajada en un terreno imposible. El arte de la conducción consiste en
averiguar cual es la velocidad compromiso. Olvide lo que le cuenten. Esta es
distinta para cada vehículo, dependiendo de la carga y el tamaño de las ruedas.
Cuando lo adivine habrá salido de la pista.
El
resto, el paisaje, los glaciares, las excursiones posibles, etc, esta en las
guías de viaje.
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