domingo, 22 de noviembre de 2015

Le Treport, la metafora del burgues parisino




En mayo de 1872 se inauguro la estación del tren de Le Treport- Mers. Se iniciaba una época para muchos franceses. Los parisinos por fin tenían playa. La distancia era tan corta que podías  ir y volver en el día. De golpe dejaron los burgueses de presumir de tez blanca y se puso de moda los baños de sol. Hasta hoy en día.

Le Treport no era mas que un pequeño pueblo de pescadores con un puerto de mala muerte montado en la desembocadura del rio Bresle, que marca el limite histórico entre Normandía y Picardía. Hoy se han pasado a las vieiras aunque los peces planos de La Mancha siguen entrando todos los dias. A fuerza de jugarse el tipo cada vez que con viento se entra por la bocanada del puerto.

Le Treport es una playa de coios a los pies de unos hermosos acantilados que con el sol ofrecen colores mágicos. La descubrieron hace mucho los pintores. Con el entusiasmo de los impresionistas franceses, retratistas de la pequeña burguesía naciente.

Se pasaron a vivir del casino. Municipal. Dejaron la vida espartana y cultivada que alguna vez marco el discurrir del pueblo medieval. La inmensa abadía benedictina fue purificada por la revolución comunal. Ya no quedan libros en Le Treport.

En 1902 tenia el pueblo tranvía para menos de 5000 almas. En 1908 se abrió el teleférico para subir a los acantilados. Lo reabrió un alcalde moderno en 2006. Hoy es junto con la venta directa de pescado desde los barcos el imán turístico de la zona.

Los fines de semana esta a rebosar. Los restaurantes y terrazas se llenan de un publico burgués que busca rellenar los bandullos. Los pensionistas norte europeos que viajan en sus enormes campers forman parte del colorido local. En Francia este pueblo de seminomadas pudientes son bien tratados desde que los alcaldes se enteraron que son de bolsa repleta y pensión abultada.

Siempre fue así. El casino municipal atraía a los parisinos hace un siglo con bailes, conciertos, operetas, salón de esgrima, conversación, correspondencia. El pretwitter a la plage. ¡Y los roturistas soñando con su revolución!




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