Cuentan que el ultimo Land Rover Defender ha sido fabricado.
Se acabo el mito. 70 años construyendo un vehículo mediocre a golpe de bombo y
platillo. Imagínese como eran los de la competencia. ¿Peores? De eso nada. Cualquier
Toyota Land Cruiser siempre fue superior. Les faltaba el sexy. En lenguaje
moderno.
Los apasionados discuten ahora en las
noches de invierno si dentro de pocos tendremos alternativa al Land Rover. Una
perogrullada. No hay alternativa. No se necesita. En el mundo moderno hemos
asfaltado los destinos de la vida y ya no es necesario aquel tractor civilizado
que te llevaba por donde ni corredoiras había.
Aunque algunos se empeñen en conservar la
estética. Todos los veranos cientos de
europeos recorren las pistas de Islandia en esos cacharros imaginando el
esfuerzo innecesario. Que de vez en cuando un local en una simple ranchera haga
el recorrido no hay que verlo. Hay mas destinos, no crea. De Laponia al África
de cuatro carriles. Yo incluso de verano
también recorro las pistas de tierra de mi infancia. Imaginando. Conclusión, lo
del 4 x4 es para cultivar la testosterona. Ahórrese la plata.
¿Le entra la depresión estética? No debía.
Que el Land Rover mítico deba ser enterrado no quiere decir que usted siga
viajando en el Sinca. Mentalmente hablando. Hoy el vehículo para la aventura se
llama una furgoneta. Modelo el que usted quiera. Completa o en eterno proyecto.
Aquella que lo lleva, lo cobija del frio, le da de dormir gratis, le sirve para
los polvos, los lodos, el transporte de las gangas del camino. Aquella que
siempre disimula, camuflando la privacidad que el viaje implica. No hace falta
llevar la tabla de surf en el techo anunciando la colonización mental
Californiana como ahora estilan los modernos. Lo que si hay es que salir a la
carretera. Esa, lo de la aventura. La que hoy esta asfaltada.
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