lunes, 31 de agosto de 2009

Rue Saint Nicolas, La Rochelle


La Rochelle da para muchos días. Las guías y folletos turísticos le darán muchas alternativas a donde ir. Yo solo le doy una: Recorra la Calle de San Nicolás y lo verá todo.
Es el resumen perfecto de lo que fue La Rochelle y de lo que queda cuando desaparecen las hordas de turistas y socialmanguantes franceses.
Es la calle de los hoteles baratos y hermosos. De las librerías que venden literatura. De la Librería Nautica. De las librerías de viejo. De las librerías de comics. De los restaurantes sabrosos. De la mejor tasca del pueblo. De las camisetas de regalo. Las frutas de la China. Las telas que todos desean. Las hermosuras para adornar la choza. Las hembras no menos hermosas. Los artistas despistados. Las intelectuales lánguidas. Los niños puberales. El viejo del sombrero que lo sabe todo. Los grabados antiguos. Los collares de los mares del sur. Los artistas inspirados. Los atuendos ligeros. Las postales viejas. Las casas de siempre. El ruido del aire marino. El sol atenuado. La vida.

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