domingo, 20 de febrero de 2011

Mapas y cartas marinas


Es un anacronismo, dicen. Mi ninfa incluso mantiene que un día de estos ya nadie sabrá leer un mapa, por no citar carta marina. Que ella, ellas, nunca pudieron, es irrelevante.
Quizás tenga razón. Hoy ya se puede navegar con el juguete de Apple en el bolsillo. Incluso para las tabletas hay programas variados. Navionics le vende aplicaciones para iPhone y Androide a precio reducido con versión igual de barata para los de vista cansada y bolsillo amplio. En Europa la competencia no espera y ya han salido las primeras versiones para usar con el Tomtom de su vehículo. En Holanda incluso ya se ha digitalizado todos los charcos para usar con el iPhone. Los niños de Garmin lo tiene crudo. Es culpa de ellos con los precios que se tiran. No lo dude, acabaran arrodillando los precios según la lógica del capital. Programar está al alcance de cualquier autista y hay no hay margen para la formación de carteles que exploten durante años las plusvalías.
Conste que uno sigue pegando a los mapas de siempre bajo la consigna de que una carta marina jamás se le apaga la bateria, siempre esta lista, no tiene crash, no consume, no se altera. Hasta que el golpe de viento la hizo volar aterrizando entre las olas. Tuvimos que rescatarla y secarla al sol. Sigue funcionando. Aunque nos ha entrado la duda. ¿Tendremos que tirarnos al iPhone aunque solo sea como reserva?
La cantidad de excusas que hay que inventar parta hacerse con el nueve juguete del consumo. De momento seguiremos básico. Da, también, para bonitas fotos, ¿no?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dios mio, la tan traida y paseada ninfa... Para ser un blog tan lenguaraz y de picodeoro, esta expresión suena tan casposa como cuando Umbral hablaba de su santa o el HumberHumber de su lolita. Ay, ese vano intento de elevar a otra categoría y así distanciarnos sarcástica y literariamente de lo que no es más que la acompañanta oficial: en este caso - quizás - si es la persona de la foto, la encarnación de algo que es un dejà-vu.
Saludos, amigo conductor.