domingo, 20 de marzo de 2011

Museo Leopold, Viena








Es un edificio singular. De piedra blanca. Un juego de escaleras te llevan a la planta alta para lentamente descender recorriendo las luminosas salas donde cuelgan cuadros de Klimt, Kokoschka, Schiele y sus hembras de piernas abiertas, mi favorito. Ese anarquista borracho que se destruyó pervirtiendo el orden por la vía de enseñar lo que toda la mujeres tienen entre las piernas. La burguesía freudiana, tamaña noticia, no pudo soportarla. Lo mandaron al infierno mientras ellas iban a sublimar la histeria en el diván de la Berggase 19, donde el judío entra interpretación e interpretación onírica se las follaba. Acabo volviendo al redil vía el casorio. El hambre mata y no hay nada mejor que vivir a cuenta de una burguesa enconada. Desde aquella bajo la calidad de sus obras. Aunque usted de turista no lo note. Se confirma la tesis de que ellas te escogen por ser bohemio y revolucionario, y una vez liado y atado intentan convertirte en un empleado de banca.
El Leopold posee una de las mayores colecciones de Schiele, lo que permite contemplar las distintas fases de su obra en un espacio. Además, de postre, algunas obras interesantes de Klimt y otros autores de la escuela llamada “Secesión”. Si duda, es el museo más visitado de Viena.

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