Me han preguntado
cual es el placer de subirse a un barco
y deslizarse entre las aguas. Pues poco hay que explicar. El placer es este: lo
que se ve. Imagínese que está usted agarrando la caña – el timón- del barco, y que se deja deslizar suavemente
entre el sonido cristalino de la proa abriendo camino. Eso. Si no le excita es
usted un tipo de tierra adentro. Siga contemplado el mar desde la playa. Y
tenga cuidado, que a veces la ola, lo que no flota, se lo traga. Como lo de la
banca, vamos
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