Los ricos holandeses lo descubrieron hace
tiempo. Seguidos por los alemanes y belgas. No, no piense que porque por allí se
muevan los euros el pijerio abunda. A los nórdicos el calvinismo capitalista
les ha enseñado que la pasta se tiene y no se muestra. Presumir de ella, el
blinblin de los católicos, se detesta militantemente. Razón tienen viendo lo
que hay.
Aquí pueden ver lo que se exhibe. Barco
respetable. Restaurantes discretos. Ninfas combinadas. Turistas de pantalón corto
en procesión. Edificios de lo que fue y ya no es. Museo marítimo “en construcción”.
La memoria de cuando eran los reyes del tráfico de esclavos pagados sobre la
biblia al mejor postor.
El progreso los ha dejado un tanto desmendrellados.
Además estas aguas, con sus fuertes corrientes y su clima encabronado, no es lo
más relajado para navegar. Pero de eso se trata. De mantener a tope la
adrenalina. Que el relajo es la mejor forma de perder el capital. Y la vida.
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