sábado, 11 de agosto de 2012

La toma de Compostela por los automóviles: Historias de Compostela


Pasear por las Rúas compostelanas  empapándose de granito se ha convertido en un acto heroico. Lo que tras muchos años de lucha se había convertido en un refugio para peatones vuelve a ser pasto de descerebrados en sus vehículos. ¡Vaya espabilado si no quiere visitar de paso el Hospital Clínico Compostelano!
La ciudad vieja se ha convertido desde que tienen nuevo alcalde ppepero –una vez retirado al anterior, de la misma tribu, por mangancia tributaria- en parque libre donde circulan a velocidades prohibitivas y a todas horas taxistas, repartidores de cualquier paquete o botella, los políticos de la misma cosa, los autorizados que son todos los de la clase “yo soy importante”. Los atónitos peregrinos después de hacer millas todavía no se lo creen. ¡Apártate chaval que ese joputa te lleva por delante! ¿Pero aquí pueden andar coches? Los que tu quieras.
La pequeña burguesía local no pudo resistir que el primer alcalde socialista de la democracia, Xerardo Estévez, arquitecto viajero, cerrara el parque de piedra. Se le amotino el comerciante cosmopaleto al grito de que los iba a arruinar. Arruinar arruinaron. Pero el verdugo fue otro. Las grandes superficies comerciales que tanto priva a los hispanos. Otra historia para otro día.
Desde aquella siguen en guerra. El coche hasta la puerta de la casa aunque la carga no pase de una riestra de chorizos. Si las policías varias patrullan en sus carros, que andar a pie es muy cansado, que menos el pueblo señorito.
Explicarles las ventajas del granito libre es un sinsentido. Cuando no se quiere oír no hay mensaje que entre. Usted ya sabe. Ponga el oído si va a Compostela. ¡Que no lo transformen de peregrino en difunto! Ya sabe que esos galaicos extraños se pirran por las cosas de los muertos. ¿Sera eso?

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