domingo, 10 de febrero de 2013

Cuando persiguen a "tu" presidente por las calles de Amsterdam

 

Andábamos, entre la nieve, pateando las calles de Ámsterdam. De celebración oportuna: la ninfa de las piernas de gacela ha llegado a la edad oficial de ser declarada vieja, lo que nada dice de lo inmensamente buena que sigue estando. Pero esto es un blog de viajes, por lo que eso no debe interesarle.

Lo otro si. Te arrastras de canal a canal. Por las 9 calles. En el centro del Jordaan. El viejo barrio obrero de que todo turista de pro debe visitar. Que allí sigue habiendo algo de lo que alguna vez hubo: el pueblo revoltoso. Sorteas desquiciados en bicicleta, turistas perdidos, ninfas distraídas, burgueses de asueto, más turistas mal embebidos y peor fumados, la artista de su coño, la pintora del Herengracht, los obreros polacos haciendo horas extras, las barby rusas que no se sabe si turistean o trabajan, los abogados judíos- trabajando-, los niños del Apple… y ¡coño, esa cara me suena conocida!

Pues allí esta. Las rúas empapeladas. Con el busca del delincuente. Ese tipo ha sido declarado mangante oficial del reino. Del reino tuyo aunque seas republicano. Del país del que dice tu pasaporte que vienes, aunque sea mentira ya que tu patria no tiene estado. Ese, “tu” presidente, aunque jamás lo votataste ni lo votaras, es buscado por Europa adelante por eso que tú sabes: el arte hispano de vivir del prójimo. ¡Disimule oiga! Ponga cara de Irlandés. Que son pequeños y algo rojos como nosotros. No se nota la diferencia. Que uno de vergüenza ya va bien colorado.
 

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