Para gustos se pintan colores. La mezquita de Kilic usa
un naranja sublime. Aunque quizás deba decirse de albaricoque maduro. Esta allí.
En la ribera del Bósforo. Debe de andar para encontrarla. Poco. Está a unos
pasos del Museo de Arte Moderno. Escondida entre los edificios. A su lado tiene
la curiosa fuente de Tophane, marmol blanco con relieves barrocos al gusto
europeo.
Kılıç Ali Paşa es más un complejo que un camii - mezquita en turco-. Pequeña en tamaño,
conserva todas las funciones que los musulmanes esperan de una mezquita. Lugar
de oración, de reposo, de lectura, de acogida, de limpieza. Kılıç Ali Paşa tiene unos
excelentes baños turcos que todavía son frecuentados por el público. Allí no
hay exhibicionismos. Tampoco turistas. La última vez que fui, además de dos o
tres empleados limpiando, estábamos el sufí y dos francesas intelectuales que
buscaban lo de siempre. Si puede y lo dejan respirar búsquela. Otra forma de
entender a los musulmanes.
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