Si le da el ramalazo anti ya le digo que no. Que estas
fotos estén tiradas en Istanbul no dice nada. Letreros e ideas simulares
adornan el Vaticano, las entradas de la saqueada catedral de Compostela, la
puerta de la ídem de Burgos, mas ídem de la expropiada mezquita de Cordoba, la
mente del párroco de su pueblo, etc.
Para incordiar, como medida terapéutica, mental y anti
demencia, permítame que le recuerde que, en términos históricos, hace nada,
unos cuantos años, su madre y su abuela acudía con los mismos pañuelos -copia
de lo que sea- a la misa de doce; domingo si domingo también.
Lo reaccionario no es el pañuelo. Que les confieso que me
pierde. Instrumento sexual como no hay. !Imaginen! Lo reaccionario es la
diferencia macho hembra. Si usted se fija en el cartel de los turcos –hay versión
inglesa- vera el machismo rebosante del texto y los dibujos. Ellas de arriba
abajo encapsuladas. Ellos mostrando la testosterona a través de los bíceps. Es
lo que hay.
Visitando en procesión iglesia y mezquita, me he dedicado
a contemplar como las féminas de distintas nacionalidades resuelven
el problema de tenerse que camuflar a la puerta de cada edificio. ¡Una gozada!
Hay de todo.
Las europeas en general son patosas en este oficio.
Acostumbradas a la camiseta y pantalón corto que hace un sol de carallo, y lo
hace, esto de tapar hombros, cabezas y piernas las marea. ¡Tres pañoletas al
mismo tiempo! Algunas acuden al pantalón pitillo que fracasa ante la mirada
exigente de la matrona turca que, empaquetada para el invierno, controla el
rigor islamista de las perdidas extranjeras.
Las latinas están más acostumbradas a camuflarse. Se les
nota. Manejan los grandes fulares que se traen de casa con precisión de
bailarinas. Mantienen un punto de discreción sin convertirse en monjas. Es el
aprendizaje de años soportando al macho encabritado.
Lo de las yanquis es de pena. Leyeron en la guía que había
que vestir recatadamente. Lo que hacen. Modelo safari a la Coronel Tapioca.
Dios les conserve el gusto.
Me quedo con las japonesas. Y esta vez no es por mi pasión
minimalista ya que si las mira bien vera que exhiben una explosión de color.
Pues nada, que han sacado el modelo Jipi de lujo, o el hippy chic que dice el
Vogue. Ese que vale para todo en cualquier lugar. Con foulard en perfecta armonía.
Las hembras, que saben del lotus y los adornos florales, se camuflan con el
paisaje sin renunciar a exhibir la reivindicación eterna: respétame como mujer
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