domingo, 12 de enero de 2014

La silla de la señorita

 
Para los que crea que la foto en blanco y negro esta sacada de una película, la foto en color. La silla cuelga, nunca mejor dicho, del techo del museo local de Saa-Fee. Una antigua casa suiza donde un grupo de locales intenta mantener la memoria viva de lo que un día fue su aldea. Lo consiguen de sobras. Si va por esos pagos pague los cuatro francos que le piden amablemente por entrar.

Allí, entre fotos de la miseria campesina de otros tiempos, la explotación de los mismos, la lucha por la vida, la llegada de la carretera, el progreso, etc, también le muestran la aparición de la burguesía decadente.

Hoy no me ha dado virulencia marxista. Aclaro. Es lo de siempre. Fíjese en la foto en b/n. Una burguesa de Zúrich, transportada por los machos asalariados por las corredoiras de Saas. Ella tan linda, tan puesta, tan elegante. Con sus gafas de sol. Su sombrero al uso. Dan ganas de comérsela. Ella, nada débil, deslumbra poderío. El de someter a los esclavos de la tierra.

Pues seguimos en lo mismo. Aunque algunas se me tiren a la yugular, la liberación de la mujer es también un problema de clase. Frente a las ninfas que ponen botas y pantalones, reivindicando que ellas también pueden, están las señoras estas que siguen exigiendo la pleitesía del populacho. ¿Quieren nombres? Las cospedalito y cia. Las hay por doquier. Por eso señoras, admitan que hoy este macho, contemplando las alturas, afectado por el aire fresco y estas cosas, les diga que este problema también es de clase. Fíjese lo que se aprende viajando.


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