Ayer me encontré en una librería de Amberes una postal que el centro Bozar de Bruselas utiliza en una campaña de propaganda para atraer a los jóvenes a la cultura, bajo el provocador titulo de “art is (not) for old people” . En una asociación si usted quiere freudiana, aunque le aseguro que sus asociaciones son solo suyas, me vino a la mente la ultima visita que hice al museo del Sr. Thyssen y concubina en mi reciente excursión madrileña.
La explicación a la asociación es básica. Sin un viejo amante de la pintura hoy nadie podría contemplar estos cuadros en su versión original. Era un visionario de alma vanguardista, joven, en un cuerpo apolillado. Lo de donde obtuvo las plusvalías es conocido. Jamás obtuvo nada. Solo gasto. Aceptablemente, ya que poco gasto en putas y vinos. Mucho en cuadros. La pasta le vino de herencia. El, niño dejado al cuidado de nodriza frisona.
Tuve la
oportunidad de ver el museo por primera vez recién inaugurado. Con el lujo malayo de
pasearme entre sus cuadros mientras una ninfa proletaria nos llenaba las copas
de champan entre bocado y bocadito. Descubrí de golpe que el arte sin doblones
no existe, Aquello era y es mantener un museo alquilando sus salas a empresas que intentan agasar,
posiblemente deslumbrar, a sus clientes.
Me pareció
esplendido. Me sigue pareciendo esplendido. Dicen que fue un amaño. Lo fue. De
un ministro socialdemócrata listillo que se trajo a Iberia una de los mejores
resúmenes de la pintura mundial. A mi el lugar no me emociona. Nada. Pero si
sabemos que de no haberlo conseguido hoy esa colección posiblemente no
existiría como unidad. En eso radica su valor. Si usted quiere adentrarse en la
historia, en la evolución del arte, ponga los pies en palacio.
No solo
tienen una colección de bandera. Tienen unos conservadores que han ido montando
excelentes exposiciones temporales. De esas que pasan a los anales. Como sobre
gustos, ya sabe, no le cuento. Yo me pierdo delante de joyas de pintura
flamenca que enseña la fotografía antes de su existencia. Los cuadros de
Hopper. Antropología en la pared. La Europa entre guerras resumida en un
lienzo…
¿Qué
quiere que le diga? Uno de los pocos argumentos serios para visitar Madrid.
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