domingo, 25 de octubre de 2015

Thingvellir National Park, Iceland











Cualquiera le lleva la contraria. El National Geographic  nos saca una hermosa foto y marca rumbo. Lo malo es que no nos cuenta el resto: Aquello en verano es imposible. Las hordas de turistas que lo invaden lo convierten en un sitio insufrible del que uno solo desea escaparse. Esta avisado.

Su belleza, a altas horas de la mañana, cuando no hay nadie solo se puede contemplar si se ha quedado usted a dormir en una de las dos áreas de camping con mínimos servicios que hay. O se deja usted caer con los últimos rayos del sol en una, pocas, tarde de verano.

El resto es bus va y viene con masas de viajantes que siguen al guía vociferante. Vociferante es también el empeño poético de los islandeses de presumir de parlamento  primitivo entre piedras en medio del camino. No cometa el error de preguntar por el argumento arqueológico de tamaña historia ya que será aniquilado con la mirada. Lo ha adivinado. No la tienen.

Lo que no es grave ya que todo pueblo tiene una historia contada a base de mentiras. A usted de pequeño también le contaron las aventuras de la espada Tizona, como un tal Pelayo derroto a miles de moros, etc. Lo de los islandeses no solo es mas poético si no mas útil: eligieron uno de los primeros parlamentos de la historia universal. Para darse con un canto en los dientes cuando usted y su tribu de momento solo elige casta pepera o podemista.

Los ateos históricos fuimos al parque a contemplar la falla entre las placas continentales de Europa y América. Luego descubrimos que el lugar mas interesante para verla esta a unos ochenta kilómetros de allí, al sur de la capital. Lo que no le saca merito a pasearse con un pie en cada continente.

Si usted sigue mi consejo y pasa la noche en el camping para poder pasear con tranquilidad por esas piedras, sepa que va a dormir en un lugar severamente frío. Siempre hace viento y frío. Que el primer ministro islandés tenga en aquellos pagos la residencia oficial de verano no dice mas que eso: allí llevan de turismo patriótico a visitantes extranjeros de postín. A hacerse la foto a orillas del lago. Nadie sensato se queda en aquellas tierras húmedas por gusto.

Me queda la duda y la pregunta. ¿A quien se le ocurre la idea de montar un parlamento en un cruce de caminos en medio de la lava inhóspita? Donde solo hay agua y el resto de útiles y comida no hay mas opción que transportarlos. Eso, para pensar mientras patea las cuestas de  Thingvellir














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